Manchas en el cuello: ¿Qué significan?
La acantosis nigricans o acantosis pigmentaria se presenta en forma de zonas o manchas en la piel más gruesas y más oscuras, que tienden a aparecer en los pliegues de la piel (cuello, axilas, los codos e ingles), pero puede aparecer en cualquier parte del cuerpo. La piel desarrolla un aspecto aterciopelado o verrugoso, dando la apariencia de suciedad.
¿Por qué aparecen éstas manchas?
La causa más común es la resistencia a la insulina, principalmente en pacientes con sobrepeso-obesidad. La insulina es una hormona producida en nuestro páncreas, encargada de controlar los niveles de glucosa (azúcar) en la sangre. El exceso de grasa corporal provoca que la insulina deje de funcionar correctamente, forzando al páncreas a producir más insulina, la cual también es un factor de crecimiento, que estimula las células que producen el pigmento de la piel (melanocitos) y las células superficiales de la piel (queratinocitos), por lo cual, además de la coloración oscura, pueden aparecer “verrugas” en la piel (acrocordones).
¿Se pueden quitar éstas manchas?
En etapas tempranas, realizar ejercicio y tener una alimentación saludable ayudarán a perder peso, lo cual ayudará a atenuar la coloración oscura de la piel. Sin embargo, es muy importante recordar que la acantosis nigricans es sólo una manifestación de un problema de base, el cual debe ser atendido correctamente.
¿Qué debo hacer si tengo éstas manchas?
Toda persona con éste problema deben realizarse un examen de glucosa en sangre y acudir a valoración médica, para descartar diabetes o prediabetes. También puede asociarse al uso de algunos medicamentos o suplementos, e incluso a algunos tipos de cáncer, por lo que acudir a valoración médica es fundamental en cualquier caso.
¿Cómo se pueden prevenir o tratar las manchas en el cuello por diabetes?
La mejor forma de prevenir o tratar las manchas en el cuello por diabetes es controlar el nivel de glucosa en sangre y reducir la resistencia a la insulina. Para ello, se recomienda seguir una dieta equilibrada, baja en azúcares y grasas, y rica en fibra, frutas y verduras.
También se recomienda hacer ejercicio físico regularmente, al menos 30 minutos al día, y evitar el tabaco, el alcohol y el estrés. Además, se puede consultar con el médico o el nutricionista sobre la conveniencia de tomar algún medicamento o suplemento que ayude a mejorar la sensibilidad a la insulina, como la metformina, la pioglitazona o el cromo.
En cuanto al tratamiento de las manchas en el cuello por diabetes, se puede recurrir a algunos productos cosméticos o dermatológicos que contengan ingredientes que aclaren o exfolien la piel, como el ácido kójico, el ácido glicólico, el ácido salicílico o la vitamina C.
Se puede optar por algunos procedimientos estéticos, como el peeling químico, el láser o la microdermoabrasión, que eliminan las capas superficiales de la piel y estimulan la regeneración celular. Sin embargo, estos tratamientos solo son efectivos si se combinan con un buen control de la glucosa en sangre y de la resistencia a la insulina, ya que de lo contrario las manchas pueden volver a aparecer.
¿Qué tipos de manchas en el cuello hay?
Las manchas en el cuello pueden clasificarse según su color, su forma, su tamaño y su causa. Algunos de los tipos más comunes son:
- Las pecas. Son manchas pequeñas, redondas y de color marrón claro, que aparecen por la exposición al sol, y que suelen afectar a las personas de piel clara y cabello rojizo. Las pecas no son peligrosas, y pueden considerarse un rasgo de belleza.
- Los lunares. Son manchas redondas u ovaladas, de color marrón o negro, que aparecen por la acumulación de melanocitos, las células que producen melanina. Los lunares pueden ser congénitos o adquiridos, y suelen ser benignos, aunque algunos pueden convertirse en malignos, como el melanoma. Por eso, es importante vigilar su forma, su tamaño, su color y su borde, y consultar con el dermatólogo ante cualquier cambio sospechoso.
- Las manchas solares. Son manchas planas, irregulares y de color marrón o grisáceo, que aparecen por la exposición al sol, y que suelen afectar a las personas de mediana o avanzada edad. Las manchas solares no son peligrosas, pero pueden ser antiestéticas, y pueden indicar un daño solar acumulado en la piel.
- Las manchas seniles. Son manchas planas, redondas u ovaladas, de color marrón o negro, que aparecen por el envejecimiento de la piel, y que suelen afectar a las personas mayores de 50 años. Las manchas seniles no son peligrosas, pero pueden ser antiestéticas, y pueden indicar un envejecimiento prematuro de la piel.
- Las manchas de nacimiento. Son manchas que aparecen desde el nacimiento o poco después, y que pueden tener diferentes formas, tamaños y colores, según su origen. Algunas de las manchas de nacimiento más comunes son el nevus, que es una acumulación de melanocitos, el hemangioma, que es una acumulación de vasos sanguíneos, o la mancha mongólica, que es una acumulación de melanocitos en la zona lumbar. Las manchas de nacimiento no son peligrosas, pero pueden ser antiestéticas, y algunas pueden requerir tratamiento médico o quirúrgico.
- Las manchas por inflamación. Son manchas que aparecen por la inflamación de la piel, y que pueden ser más claras u oscuras que el resto de la piel, según el tipo de inflamación. Algunas de las manchas por inflamación más comunes son el melasma, que es una hiperpigmentación de la piel por los cambios hormonales, la pitiriasis versicolor, que es una hipopigmentación de la piel por una infección fúngica, o el vitíligo, que es una hipopigmentación de la piel por una destrucción de los melanocitos. Las manchas por inflamación pueden ser peligrosas, según la causa que las provoque, y pueden requerir tratamiento médico o cosmético.
Elaboró: Dr. Pável Eber Bautista Portilla
Experto en diabetes y síndrome metabólico, académico UNAM.
REFERENCIAS:
- Mayo Clinic, Acantosis pigmentaria. https://www.mayoclinic.org/
- Medline Plus, Acantosis pigmentaria. https://medlineplus.gov/
- Muñoz Díaz, F, et.all. Acantosis nigricans como manifestación inicial paraneoplásica de adenocarcinoma gástrico. Gastroenterología y Hepatología, Vol. 30. Núm. 1. Pág. 15-18 (Enero 2007)
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